Tomás Rubio Carrillo (Cieza, 1968) es desde ayer el nuevo alcalde de la ciudad, el número diez desde que fue instaurada la democracia.

Expectante, vistiendo traje azul y escuchando con atención el “mitin-discurso” con el que su antecesor, el socialista Pascual Lucas se despedía de la alcaldía antes de entregar el bastón de mando de la ciudad.

Las palabras del nuevo alcalde reflejaban sinceridad, las de un hombre bueno, que desde los primeros instantes después de su investidura, se ponía a disposición de todos los ciudadanos con el compromiso de gobernar para todos.

“Recen a quién recen, amen a quién amen y piensen como piensen, sin importar su ideología, promoviendo un gobierno basado en la transparencia, la honestidad y la eficiencia, sin ideologías y con un compromiso de cercanía para todos los ciudadanos”, manifestaba este profesor de religión, esposo, padre de tres hijos y abuelo, que resaltó, que las puertas de la alcaldía siempre estarán abiertas para escuchar a todos los ciudadanos.

Rubio indicó que el bastón de mando recibido “no será tal, sino un bastón de servicio y entrega a las personas”.

Entre vítores de: ¡alcalde, alcalde! terminaba el pleno de investidura.

No se pudo repetir la fotografía del ayuntamiento en pleno en las escaleras de la casa consistorial como ocurriera en 2019, ya que la bancada socialista abandonó el edificio sin demora cuando se levantó la sesión.