El Conservatorio Maestro Gómez Villa presenta la III Semana de la Música
Las actividades comenzarán el próximo 20 de noviembre, hasta el día 23
«Somos, somos puritanas, hermanas, hermanas. / Usamos tijeras, usamos tintero, llevamos sobrero..»
Hugh Hefner, fundador y editor de la revista Playboy, fue detenido en 1963, diez años después de que lanzara su primer número con un desnudo de Marilyn Monroe, acusado de «obscenidad». Los archivos del FBI desclasificados dos años después de su muerte, incluían recortes de esa detención y otros artículos de periódicos de Chicago. Playboy había publicado fotografías de Jayne Mansfield desnuda y acompañada por un hombre completamente vestido en la misma habitación. Ese matiz, el del hombre vestido y la actriz desnuda, fue considerado una «obscenidad». Un articulista escribió: «Nuestra opinión es que la lascivia producida en masa puede tener un efecto debilitante y perjudicial en el marco moral de una comunidad». Finalmente en un juicio con jurado, Hugh Hefner fue absuelto.
Unos pocos años después, concretamente en 1967, se estrenó en España un programa especial dirigido por Narciso Ibáñez Serrador titulado «Historias de la Frivolidad», uno de los programas producidos por Televisión Española más premiados de su historia. Irene Gutiérrez Caba encabeza un reparto plagado de nombres conocidos de la escena de aquellos años. En este programa, Irene es la directora, presidenta, máxima responsable de la llamada «Liga Femenina contra la frivolidad», cuyo objetivo es tapar la desnudez en todos los ámbitos de la sociedad, bajar faldas, subir escotes; en definitiva, censurar todo lo relacionado con cualquier expresión que pueda ser considerada «obscena», aunque se emplea como sustitutivo la palabra «frivolidad».
Augusto Algueró compuso una alegre cancioncilla que cantaban estas señoras de la «Liga Femenina contra la frivolidad» y que las definía perfectamente: «Somos, somos puritanas, hermanas, hermanas. / Usamos tijeras, usamos tintero, llevamos sobrero. / Quitamos lo malo, tachamos lo feo, borramos la inmundicia en el mundo entero». Más adelante añadían «infame naturaleza del hombre, no tiene cura. / Proclamamos que el desnudo es mala cosa». Así, gracias a la intervención de «La Liga Femenina contra la Frivolidad», especialmente a la maestría demostrada en el uso de la tijera, impusieron la hoja de parra a Adán y Eva.
Aquellas mujeres de negro, gracias al ingenio de unos guiones inteligentes, hicieron reír a la España gris que se acurrucaba alrededor de la mesa camilla para disfrutar de la única televisión que, a finales de los años sesenta, se iba extendiendo como una mancha de aceite por nuestra geografía. En pleno franquismo, supieron darle la vuelta a la tortilla para hablar de la censura sexual o de la frivolidad, personalizada en la llamada «Liga Femenina contra la Frivolidad».
El programa narra, en forma de sketches humorísticos, la historia del erotismo y los esfuerzos denodados para ocultar los encantos del cuerpo humano, desde Adán y Eva hasta el siglo XX, con la narración de La Conferenciante (interpretada por Irene Gutiérrez Caba) como hilo conductor.
Entre los múltiples sketches que integran el especial, algunos han pasado a la historia:
Esta pequeña joya de la historia de la televisión, es una crítica a la propia censura de la época, obsesionada realmente con bajar faldas y subir escotes. Seguramente, tal y como se cuenta, de haber existido esa censura a lo largo de la historia, probablemente hubiera actuado como lo hace «La Liga Femenina contra la Frivolidad».